25.4.06

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6.4.06

Exclusivo: Reportaje a Pablo Marchetti, de "Barcelona"


"El periodismo actual me causa gracia"















-¿Por qué sos periodista?
-Porque me gusta escribir y contar historias con elementos de la realidad y de la actualidad.
-¿Me decís cuál es tu trayectoria como periodista?
-Empecé a hacer periodismo en el ‘91, primero como pasante en Perfil (revistas Semanario y no me acuerdo cuáles más), pero mi primer laburo grosso fue en La Maga, desde el comienzo, en septiembre del ‘91, hasta fin del ‘96. Después pasé por Humor, y fundé La García. Además colaboré en Trespuntos, Página 12 y varias revistas más de aquí y de afuera. En 2004 y 2005 fui columnista de “Aire comprimido”, el programa de primera mañana que hacía Marcelo Zlotogwiazda en Rock & Pop. También hice cosas en tele: MuchMusic en 2002 y Ciudad Abierta, este año.
-¿Cómo fue en sus comienzos Barcelona; cómo la empezaste a editar y con quiénes?
-Barcelona se hizo con la misma gente que está actualmente. Éramos un grupo de amigos periodistas, pero también diseñadores y dibujantes, con una trayectoria en medios gráficos. La hicimos porque se nos cantó, poniendo guita de nuestro bolsillo y, básicamente, con un mínimo préstamo familiar. Si ves los primeros números vas a notar que somos los mismos de siempre, como dice La Renga.
-¿Cuánta gente trabaja actualmente y cuánta había cuando la fundaron?
-Somos diez personas fijas, que estamos en los cierres, más los colaboradores, que mandan cosas por mail. Y, como te dije, casi nada ha cambiado.
-¿Cuál te parece que es la visión general que tiene la gente acerca de Barcelona?
-No sé ni me interesa. Jamás hicimos esta revista especulando con la posible reacción del público, ni pensando en targets o nichos. Obviamente nos encanta que la lea mucha gente, pero no seguimos ninguna clase de estrategia.
-¿Pensás que ya se insertaron en el mercado de revistas?
-¿Qué es eso? No sé, la revista sale en los kioscos puntualmente cada dos semanas. De modo que eso significa que sí nos insertamos. Ahora, si mañana la gente deja de comprarla, inmediatamente no sale más. No tenemos ni pauta publicitaria ni ningún resto para sustentarla.
-¿Por qué se compra y lee Barcelona? ¿Imaginás qué buscan los lectores?
-No, ni idea.
-¿Considerás que Barcelona es un medio alternativo?
-No tengo idea qué es un medio alternativo. Si lo vemos desde el punto de vista de la distribución, Barcelona es súper comercial, porque tenemos la misma distribución que Gente y más periodicidad que Rolling Stone o Brando. Pero supongo que si les digo esto a los editores de estas revistas se cagarían de risa. Creo que somos demasiado under para ser mainstream y demasiado mainstream para ser under.
-¿Cuánta gente estiman que lee la revista?
-Se venden alrededor de 10.000 ejemplares por número. Eso creo que hay que multiplicarlo por cuatro, ¿no? ¡Uy, qué cantidad de limados que hay!
-¿Cuál es la tirada actual de Barcelona?
-13.500 ejemplares.
-¿Tienen, entre sus planes, cambiar algo de la revista?
-Sí, todo el tiempo queremos cambiar cosas. Por ejemplo, me gustaría llevarla a formato sábana, pero es muy caro.

Tapas
-¿Cuál fue, a tu criterio, la mejor tapa que hicieron?
-La que decía “Ahora dicen que se viene el centrozurdaje”, con la imagen de Juan Carlos Blumberg como el Che Guevara.
-¿Quién es el tipo de Argentina que mejor les da para las tapas?
-Los Padres de Cromañón. Y en su momento, Blumberg.
-¿A quién les gustaría hacer en tapa?
-A nadie en particular. Me gusta el desafío de hacer las tapas con la agenda periodística del momento, y no me gustaría que sucediera nada en particular para facilitarme la tarea. Simplemente esperamos atentos. Y que sea lo que sea.
-¿Alguien les tiró la bronca por alguna tapa? ¿Cómo lo resolvieron?
-Sí, quejas de lectores hay siempre. Pero problemas judiciales, no. Bueno, no por la tapa. Lo resolvimos contestándoles en el correo de lectores.
-Aquella tapa que hicieron sobre Chabán como si fuese Bin Laden fue buenísima y original, pero supongo que les habrá causado unas cuantas críticas, sobre todo desde sectores tradicionalistas. ¿Fue así?
-Nos putearon un poco, sí. Pero la que más puteadas nos trajo fue esa donde entrevistábamos al que tiró la bengala, que decía: “Ibarra y Chabán la tienen que pagar”. Y tuvimos una amenaza: curiosamente, en la tapa que decía “Ahora dicen que Mahoma era judío” no nos amenazaron los árabes, sino los padres de Cromañón, por la nota donde el responsable de imagen de Topper dudaba que fuera bueno para la marca ser “la zapatilla oficial de las víctimas de Cromañón”. Dijeron que iban a venir a quemar todo (supongo que no traerían bengalas, aunque nunca se sabe), de modo que nosotros nos comunicamos con nuestro abogado, él nos dijo que hiciéramos la denuncia y estuvimos todo un día con un policía en la puerta de la redacción. Sí, ya sé, parece una noticia de Barcelona.

Periodistas, curas y amantes
-¿Qué opinión tenés, en líneas generales, del periodismo en estos tiempos?
-En general me causa bastante gracia. Los diarios me parecen muy graciosos.
-¿Cómo creés que los ven a ustedes los periodistas tradicionales?
-¿Por qué, nosotros no somos periodistas tradicionales? No tengo idea cómo nos ve nadie, pero la categoría “periodista tradicional” me parece casi tan graciosa como los diarios.
-¿Qué opinión tenés acerca de la compra de conciencias de periodistas que hizo el gobierno de Néstor Kirchner?
-¿Kirchner compró conciencias? Veo que tenés una opinión cerrada sobre el tema. No sé, supongo que para comprar conciencias necesitás quien quiera vender, ¿no? Más que conciencias, creo que compró medios con su pauta publicitaria, pero ese es un problema de los medios y de quienes trabajan en ellos. Me parece una reverenda pelotudez eso de que no hay libertad de expresión. Lo que hay es demasiada gente dispuesta a hacer negocios con el gobierno. Pero eso no es responsabilidad del gobierno. ¿Qué pretendemos? ¿Putear al gobierno y recibir pauta oficial? ¿Y eso cuándo pasó? Me parece que la libertad de expresión existe y es plena. El tema es que te sueltan la mano y, bueno, hay que bancarselá.
-¿Me hablás de los grandes medios, como Clarín o La Nación?
-Clarín es lo más, la Biblia de Barcelona. Los copiamos mucho, seguimos muy de cerca sus pasos porque están a la vanguardia. La Nación también está bien, sobre todo las cartas de lectores, las columnas y los avisos fúnebres. Que, paradójicamente, son las secciones más flojas de Clarín.
-Si pudieras cambiar al periodismo, ¿qué cosas cambiarías?
-No puedo ni pretendo cambiar el periodismo. Simplemente quiero hacer lo que me gusta.
-¿Y a quiénes cambiarías?
-A nadie. Que cada uno haga lo que quiera.
-¿Qué idea tenés sobre el típico “ping-pong” que hacen a los entrevistados en las revistas como Viva o la de La Nación?
-Me parecen re grossos.
-¿Qué preguntas incluiría tu ping-pong ideal? ¿Viste que siempre preguntan “desodorante preferido”, “color de ropa”, “sueño”? ¿Vós qué ítems harías?
-Torturador favorito.
-¿Harías ahora un ping pong que incluyera tus opiniones sobre León Giecco, Diego Maradona, Andrés Calamaro, César Luis Menotti, Néstor Kirchner o Jorge Luis Borges y Ernesto Sábato?
-Odio este tipo de ping pong. Te dije que me gustan los de Viva. Lo siento, pero no.
-¿Sos católico?
-No.
-¿Qué opinás de la Iglesia actual?
-Que es una bosta.
-¿Y de la Iglesia desde el punto de vista histórico?
-Que fue una bosta.
-¿Qué pensás cuando te enterás de que un cura se acostó con un mayor de edad o, en casos más denigrantes, abusó de un menor?
-Que tenemos una buena nota para la revista.
-¿Quedará algún cura al que le gusten las mujeres?
-Supongo.
-¿Creés en Dios?
-No.

Cromañón, un camino de roqueros y políticos
-¿Tenés alguna opinión formada sobre Cromañón y lo que hubo alrededor?
-Sí. Creo que se les están endilgando demasiadas responsabilidades a Ibarra y a Chabán, porque hay un tema tabú, que es el de los pibes que tiraban bengalas en un lugar cerrado. Esa es una actitud suicida. Si alguien tira una bengala en el Colón nadie va a hablar de los controles, todos van a decir que ese tipo es un criminal. Obviamente hay que investigar las coimas, los controles y la responsabilidad política. Y Chabán también tiene que pagar. Pero lo cierto es que esa noche, si las puertas de emergencia hubieran estado abiertas como, con razón, reclaman los padres, en lugar de 4.000 o 5.000 pibes hubieran entrado 6.000 o 7.000. Porque había unos dos mil afuera sin entrada, queriendo entrar. No quiero caer con esto tampoco en el gorilismo del rock, que le echa la culpa a los rollingas. Porque también hay que tener en cuenta que si cumplís todas las normas, sólo quedan en pie los boliches que cobran entradas de más de 30 pesos. Y de ese modo, los pibes de clase media y media baja a los que no les guste la cumbia se van a quedar en la esquina chupando una birra, porque no van a tener dónde ir a bailar ni escuchar bandas. Y eso es muy racista.
-¿Cómo viste a la clase política? ¿Y a la sociedad en general? ¿Los roqueros?
-La clase política me pareció lamentable. La sociedad, absolutamente indiferente. Y en cuanto a los rockeros, hubo de todo. Desde los que se hicieron los boludos y dijeron “nosotros siempre les dijimos a los pibes que apaguen las bengalas, porque si no parábamos el show”, cuando, si ves el DVD, grabado en un lugar cerrado, hay bengalas; o los que dijeron “nosotros nunca tocamos en Cromañón porque era un lugar muy inseguro”, cuando hicieron su carrera en Cemento, que era un lugar mil veces peor que Cromañón. Hasta los que se hicieron cargo y fueron a visitar a Chabán, como Skay o la Negra Poli, algo que me parece muy loable. Lo mismo lo de los pibes de Miranda!, que lo bancaron públicamente cuando hablaron de cómo Chabán apoyó a un montón de bandas, incluidos ellos. También me parecieron excelentes las declaraciones del Indio Solari (que hasta dijo que prender bengalas en lugares abiertos está todo bien, algo con lo que coincido) y de León Gieco, más allá de que me dio un poco por las pelotas que retirara de su disco el tema que hizo con Pato Fontanet por pedido de los padres. Gieco dijo “ojo que Chabán no es Videla”. Y tiene razón.
-¿Y los papeles de Aníbal Ibarra y de Mauricio Macri en la destitución del Jefe de Gobierno de la ciudad de Buenos Aires?
-Macri hizo su negocio. Fue un bochorno, pero no me sorprende. ¿Qué esperaban? Ibarra me pareció un imbécil, porque en lugar de llamar a un plebiscito real (no esa farsa de juntar firmas) y decir “en tres semanas se vota y voy a acatar el resultado”, prefirió confiar en la rosca. En lugar de confiar en la gente, en el veredicto popular, contó porotos y trató de comprar punteros. Y digo que es un imbécil porque el tipo no tiene aparato y eso no le sale; en cambio el referéndum lo hubiera ganado tranquilo (todas las encuestas le daban bien) y hoy seguiría siendo jefe de Gobierno. Pero no hay caso, una vez que llegan arriba los tipos actúan como dicta el manual del perfecto garca. Y digo esto más allá de que la destitución de Ibarra me parece una farsa, y que caiga un jefe de gobierno por un incendio en una discoteca con el que no tiene una responsabilidad directa ni secundaria, es directamente un golpe institucional muy berreta. Y digo esto más allá de que no tengo ninguna simpatía por Ibarra.
-¿Pensás que algunos padres de Cromañón aprovecharán la ocasión para lanzarse, definitivamente, a la política?
-No sé, no tengo idea. Yo supongo que sería todo demasiado burdo. Milcíades Peña hizo campaña con las zapatillas y no lo votó ni Iglesias. Pero tampoco es que me extrañaría.

El Olvido
-¿Coincidís en que en este país hay una costumbre insana de olvidar las cosas?
-No, lo que creo es que hay una enorme falta de justicia. Y que eso genera una desconfianza absoluta en la Justicia, cuando efectivamente actúa. No sé si la costumbre de olvidar es más insana que en otros países del mundo. Ni tampoco me queda claro que la memoria constante sea tan buena. Lo que tiene que haber es justicia. La apelación a la memoria surge de la falta de justicia. Si todos los genocidas de la dictadura estuvieran en la cárcel y tuviéramos la certeza de que se van a pudrir allí, ¿a quién le importaría la falta de memoria? Claro, como estos hijos de puta están libres, es lógico que se hable de memoria. Pero creo que lo que importa, insisto, es la justicia. De todos modos no estoy en condiciones de hablar sobre todos esos temas a modo de ping pong, ni de hacer un “composición tema” sobre esto que planteás. Lo mismo me ocurre con definir a la sociedad argentina. No tengo ninguna definición general, y te diría que aborrezco ese tipo de generalizaciones.
-¿Compartís conmigo la sensación o idea de que los argentinos criticamos, por ejemplo, la desidia de los funcionarios, como en el tema Cromañón, y sin embargo, cada vez que podemos, evadimos las leyes, las normas?
-Puede ser, pero creo que tiene que ver con la falta de justicia de la que te hablaba antes. A mí me da por las pelotas esa sobreabundancia de evasión de leyes que existe cotidianamente. Te hablo de boludeces que no sé si son boludeces: que las calles de la ciudad estén hechas un asco, por ejemplo. Que el aire de Buenos Aires sea irrespirable. Parece casi una joda el nombre de la ciudad. Eso me jode más que otras cosas, como que no se use el cinturón de seguridad. ¿Para qué mierda tirás una lata, un papel o cosas peores en el lugar donde vivís? Y ni hablar de toda esta campaña fascista contra los fumadores, mientras nadie dice nada contra los caños de escape. Y lo digo porque no soy fumador, pero igual me parece de una hipocresía total.
-¿Cómo definirías al argentino típico?
-No sé qué es un argentino típico.
-¿Qué te gusta de los argentinos y qué te parece lo más desagradable?
-No hay nada que me guste ni que me desagrade en particular. No tengo una visión tan ombliguista como para decir “los argentinos somos de tal o cual manera”. Más bien tiendo a pensar que esas generalizaciones sobre la idiosincrasia argentina le caben a toda la especie humana. Lo que sí me llama la atención de la Argentina y los argentinos es el peronismo. Es algo que me atrae y repele por igual. Pero, de todos modos, me parece apasionante.

Alejandro Duchini



Periodistas vistos por Marchetti

Al final, Pablo Marchetti aceptó uno de los ping pongs que se le propusieron. Sus respuestas, a continuación.
Jorge Lanata. Ahora no lo sigo mucho. Pero haber fundado “Página 12”, “Rompecabezas” y “Día D” lo pone en lo más alto. Me parece un tipo súper talentoso y creativo. El último gran creativo del periodismo argentino.
Luis Majul. Me da mucha risa. Y él, personalmente, sé que tiene mucho sentido del humor. En cámara, cuanto más serio se pone, más gracioso es. Su blog, cuando era un blog, era excelente.
Samuel “Chiche” Gelblung. Un grandísimo fabricante de mierda. Pero es tan inteligente que te puede hacer creer que es chocolate.
Mario Pergolini. En la radio es un capo, y en la tele inventó algo, una especie de La Noticia Rebelde con formato MTV, donde él hace la diferencia. No escucho radio y casi no veo tele, no soy fan de él ni mucho menos, pero inventó algo que está muy bien, y no cualquiera inventa algo que esté muy bien en la tele y en la radio.
Lalo Mir. Sé que es un capo de la radio. Pero, como dije, yo no escucho mucha radio.
Juan Di Natale. No sé, no lo sigo.
Roberto Pettinato. Era mi integrante de Sumo preferido. Me gustaba más a las ocho de la noche en América. Pero está muy bien. En la tele, al frente, es el mejor por muchos kilómetros.
Adolfo Castelo. Sabiduría porteña. Personalmente guardo hacia él una gratitud galáctica, por la oportunidad que nos dio. Nosotros pensábamos que Barcelona iba a durar sólo dos números, porque teníamos plata sólo para eso. Pero apareció él y nos cambió la vida. Fue muy extraño, porque no lo conocíamos. Simplemente se copó con la revista (*). Pero profundamente. Tanto que con toda su chapa, jamás se metió en nada de lo nuestro. Nos dio un espacio de libertad infinito: la oportunidad de estar tranquilos, con mucho tiempo y mucho porro para hacer Barcelona como más nos gustaba. Conocerlo personalmente fue una gran cosa. Y digo esto porque lo conocí muy poco. No quiero hacerme el “yo fui amigo de Castelo”, porque no fui su amigo y lo vi pocas veces. Apenas una cena en Las Cañitas y un par de cervezas en la esquina de su casa, cuando ya andaba muy mal. Un tipo increíble. Antes de eso, lo respetaba y había sido muy fan de él en la época de Semanario Insólito y La Noticia Rebelde.
Héctor Ricardo García. Un prócer inimputable. Peronismo en estado puro. Y en mi otra vida fui peronista.
Jorge Fontevechia. Caras me encanta. Noticias, más o menos. El hombre tiene unos cuantos hallazgos. Por lo demás, un gran creador de mentores intelectuales.

(*) Adolfo Castelo tuvo la idea –y la concretó- de que Barcelona saliera junto a la revista TXT, lo que le valió a la primera una llegada más masiva.

Nota tal como salió en papel en LA POSTA.

Nota tal como salió en papel en LA POSTA - 2ª hoja. (Gracias Pelado.)