Extracto del Relato del fisiólogo Henri Laborit en la película MI TIO DE AMERICA de Alain Resnais basado en los últimos conocimientos acerca del funcionamiento del cerebro humano.
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Los animales, entre ellos el hombre, se mantienen vivos consumiendo la energía solar que fuera transformada primeramente por las plantas. Para ésto actúan en un espacio.
Para desplazarse, les hará falta un sistema nervioso, el cuál actuará y permitirá actuar sobre y dentro del medio ambiente y siempre para asegurar la supervivencia.
Si la acción es eficaz, se sentirá PLACER.
Una pulsión lleva a los seres vivientes a mantener su equilibrio biológico, su estructura viviente. Esta pulsión se expresa a través de cuatro comportamientos básicos:
1. Un comportamiento de CONSUMO que sacia las necesidades básicas: comer, beber, copular
2. Un comportamiento de HUÍDA.
3. Un comportamiento de LUCHA.
4. Un comportamiento de INHIBICIÓN DE LA ACCIÓN.
El cerebro no existe para PENSAR sino para ACTUAR.
La evolución de las especies es conservadora. En el cerebro de los animales se encuentran formas muy primitivas.
1. Un primer cerebro que Makline llamó "reptil" es el de los reptiles. Pone en marcha comportamientos de supervivencia sin los cuales el animal moriría.
1. Beber y comer, con los cuáles mantiene su estructura.
2. Copular, que le permite reproducirse.
2. Al llegar a los mamíferos se agrega un segundo cerebro. Suele llamárselo "de la afectividad" yo prefiero denominarlo "de la memoria". Sin memoria de lo agradable y lo desagradable no se puede estar alegre, triste, angustiado ni estar enojado o enamorado. Un ser viviente es una memoria en acción.
3. A esos dos cerebros se le agrega un tercero llamado "corteza cerebral". En el hombre se ha desarrollado en forma considerable. Se la llama "corteza asociativa", es decir, que asocia las vías nerviosas que conservan las huellas de experiencias pasadas. Las asocia en forma distinta a la que fueran impresionadas por el entorno en el momento de la experiencia. Esta corteza puede crear, realizar un proceso imaginario.
Nuestras pulsiones siguen siendo primitivas como las del "cerebro reptil".
Dentro del cráneo humano, los tres cerebros anteriores están superpuestos y funcionan juntos unidos por haces nerviosos:
1. Un HAZ DE LA RECOMPENSA que da placer. La caricia de una madre, la condecoración que exalta el narcicismo, los aplausos que siguen el monólogo de un actor libera sustancias químicas en el haz de la recompensa que desemboca en el PLACER del sujeto.
2. Un HAZ DEL CASTIGO que lleva a la HUÍDA o la LUCHA.
3. un HAZ DE INHIBICIÓN DE LA ACCIÓN.
Hablé de la MEMORIA, pero hay que entender que al principio de la existencia el cerebro está inmaduro. Los dos o tres primeros años de la vida del hombre, su experiencia de lo que lo rodea es indeleble y representa algo considerable en la evolución de su comportamiento futuro. Hay que darse cuenta de que lo que penetra dentro de nuestro sistema nervioso desde que nacemos y tal vez antes, los estímulos que penetran, provienen de, “los otros". No somos otra cosa que "los demás". Cuando morimos, son "los demás", los que interiorizamos en nuestro sistema nervioso, los que constituyeron nuestro cerebro, los que mueren.
De los tres cerebros, los dos primeros funcionan inconscientemente. No sabemos lo que nos hacen hacer: pulsiones, automatismos culturales.
El tercero nos proporciona un lenguaje explicativo que siempre encuentra justificativos para el funcionamiento inconsciente de los otros dos. El inconsciente es como el mar profundo y el conciente es como la espuma que nace y desaparece y vuelve a nacer. Es la parte superficial del océano.
Se distinguen cuatro tipos de comportamiento:
1. DE CONSUMO, que sacia las necesidades fundamentales.
2. DE GRATIFICACIÓN. Al haber experimentado una acción que lleva al placer se intenta repetirlo.
3. DE RESPUESTA AL CASTIGO, sea por LA HUÍDA que lo evita o por la LUCHA, que destruye al sujeto de la agresión.
4. DE LA INHIBICIÓN DE LA ACCIÓN. El sujeto no se mueve, espera tenso y desemboca en la ANGUSTIA que es la imposibilidad de dominar una situación.
PRIMER EXPERIMENTO
Tomamos una rata y la metemos en una jaula separada en dos partes por un tabique con puerta y electrificamos cada mitad intermitentemente. Antes de que pase la corriente eléctrica le enviamos una señal acústica que avisa al animal que dentro de 4 segundos habrá corriente. Al principio no lo sabe pero enseguida se da cuenta. Al principio se inquieta pero pronto descubre la puerta abierta, pasando al cuarto de al lado.
Una vez allí sonará la señal y sucederá lo mismo 4 segundos después. El animal aprenderá muy rápido que podrá evitar el castigo de la corriente en las patas si al oir la señal pasa al compartimiento de al lado. El animal evitó el castigo huyendo, sintió placer y mantuvo su equilibrio biológico.
Por el contrario, el hombre, ser social, tiene ciertas necesidades creadas por la vida social desde su infancia. No es frecuente que pueda luchar para satisfacer sus necesidades, cuando la huída es ineficaz.
Cuando dos individuos tienen proyectos diferentes o el mismo proyecto pero que compiten en su realización, hay un ganador y un perdedor. Se establece la dominación de un individuo respecto del otro. La búsqueda de la dominación dentro de un espacio, llamémoslo territorio, es la base de todo comportamiento humano y ésto en plena inconsciencia de las motivaciones.
No existe el instinto de propiedad ni tampoco el instinto de dominación. Existe simplemente un aprendizaje del sistema nervioso de un individuo de la necesidad de conservar a su disposición a un objeto o un ser que otro desea o envidia. Sabe que en esta competencia, si quiere conservar el objeto o el ser tendrá que dominar.
Somos “los otros”. Un niño salvaje abandonado lejos de los demás nunca será hombre. Nunca sabrá caminar, ni hablar. Se comportará como un animalito. Gracias al lenguaje, los hombres transmitieron de generación en generación toda la experiencia del mundo hecha a lo largo de los milenios. El hombre ya no puede -y ésto desde hace tiempo- asegurar su supervivencia sólo. Para vivir necesita de los demás. No es politécnico.
Desde la más temprana edad la supervivencia del grupo está ligada al aprendizaje del cachorro humano de lo necesario para vivir feliz en sociedad. Se le enseña a no hacerse encima, a hacer pipí en la pelela. Muy pronto se le enseña a cómo comportarse para que pueda existir la cohesión grupal. Se le enseña lo lindo, lo feo, lo bueno, lo malo. Se le dice lo que hay que hacer y se lo castiga o se lo recompensa (cualquiera sea su propia búsqueda del placer) según que su acción sea conforme o no a la supervivencia del grupo.
Recién ahora empezamos a entender cómo funciona nuestro sistema nervioso. Hace 20 o 30 años que podemos entender cómo, a partir de las moléculas químicas que lo constituyen, se establecen las vías nerviosas que serán codificadas, impregnadas por el aprendizaje cultural y todo ésto inconscientemente.
Nuestras pulsiones y nuestros automatismos culturales serán enmascarados por un discurso lógico. El lenguaje ayuda a ocultar la causa de las dominaciones, su mecanismo y su establecimiento y a hacer creer al individuo que, obrando para la sociedad, realiza su propio placer, cuando en realidad, en general, no hace más que mantener las situaciones de jerarquía escondidas detrás de las coartadas proporcionadas por el lenguaje. Coartadas que le sirven de excusa.
SEGUNDO EXPERIMENTO
La puerta que comunica los dos compartimientos está cerrada. La rata no puede escapar por lo que será sometida al castigo. Este castigo le provocará un comportamiento de inhibición. Aprende que ninguna acción es eficaz, que no puede huir ni luchar. Esta inhibición, que en el hombre se acompaña de lo que llamamos ANGUSTIA, también se acompaña de perturbaciones biológicas del organismo. Si el hombre tiene microbios en su propiedad o si los lleva encima cuando normalmente podría hacerlos desaparecer, en este caso, atrapará una infección. Si tiene una célula cancerígena que hubiese destruido, tendrá cáncer.
Estos trastornos biológicos conducen a lo que llamamos enfermedades psicosomáticas o de civilización. La úlcera estomacal, la hipertensión, el insomnio, el cansancio, el malestar.
TERCER EXPERIMENTO
La rata no puede huir. Recibirá todos los castigos pero se encontrará frente a otra rata que le servirá de adversario. En este caso, luchará contra la otra rata. Esta lucha es totalmente ineficaz. No le permite evitar el castigo pero sí accionar. Esta rata no tendrá ningún accidente patológico de los observados en el caso anterior. Terminará en muy buen estado y sin embargo, habrá soportado todos los castigos.
En el caso del hombre, las leyes sociales prohíben esta violencia defensiva. El obrero que convive todos los días con un jefe que no aguanta, que no puede romperle la cara porque se quedaría sin trabajo, cada día de la semana, cada semana del mes, cada mes del año, se mantendrá inhibido.
El hombre tiene varias formas de lucha contra la inhibición de la acción. La agresividad, que nunca es gratuita, es una explosión agresiva, rara vez rentable pero que, tal como vimos, dentro del funcionamiento del sistema nervioso, puede explicarse.
El mecanismo de la inhibición de la acción, si se prolonga, acciona toda la patología. Las perturbaciones biológicas que lo acompañan desatarán tanto la aparición de enfermedades infecciosas como los comportamientos de las llamadas enfermedades mentales.
Cuando el hombre no puede descargar su agresividad sobre los demás, la descarga sobre sí mismo, de dos maneras:
- somatizando, es decir, dirigiendo su agresividad hacia su estómago: úlcera, su corazón: hipertensión o, a veces hasta lesiones agudas que conducen a los infartos o hemorragias cerebrales.
- también podrá orientar su agresividad contra sí mismo de manera aún más eficaz, suicidándose.
Cuando uno no puede agredir a los demás puede, a través del suicidio, agredirse a sí mismo.
El Inconsciente es un instrumento temible, no por su contenido reprimido, cuya expresión causaría dolor al ser castigado por la sociocultura, sino por lo que esta sociocultura autoriza, hasta premia, por lo que el cerebro recibe desde el nacimiento y que guía sus actos. Este inconsciente, que no es el freudiano, es el más peligroso.
Lo que se llama la personalidad del individuo se construye sobre una mezcolanza de juicios de valor, de prejuicios que a medida que el individuo avanza en edad se tornan más rígidos y son menos cuestionados.
Cuando se saca una piedra del edificio éste se derrumba y uno descubre la ANGUSTIA la cuál, para expresarse, no vacilará ni ante el homicidio, en el caso del individuo, ni ante el genocidio o la guerra para los grupos sociales.
Queda claro el porqué y el cómo a través de la historia y actualmente se establecieron jerarquías de dominación.
Para ir a la luna hay que conocer las leyes de la gravitación. Cuando uno las conoce no significa que uno se libera de la gravitación sino, que puede utilizarla para otra cosa.
Mientras no se haya enseñado plenamente a los hombres del planeta la manera en que funciona nuestro cerebro y cómo lo utilizamos, mientras no se haya comprendido que hasta ahora siempre sirvió para dominar a los demás, hay pocas chances de que algo cambie.
Notas (de WUGIWUS):
*Metáfora: “2. f. Aplicación de una palabra o de una expresión a un objeto o a un concepto, al cual no denota literalmente, con el fin de sugerir una comparación (con otro objeto o concepto) y facilitar su comprensión; p. ej., el átomo es un sistema solar en miniatura.
Según este relato de Laborit no existe algo así como la Mente, Espíritu, Psique, etc.. Sólo existe la materia evolucionando o adaptándose desde formas primitivas hasta hoy. Es un enfoque netamente materialista y científico.
boomp3.com
1 comentario:
te invito al debate sobre el ser femenino hoy
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