Tanto los funcionarios de gobernación con los miembros de las bancadas mayoritarias del FpV empezaron a prestar espacial atención a los hechos que se desarrollan en la lejana provincia mesopotámica. Y se habla, para bien o para mal, del “fantasma Rovira” en relación a la suerte que tendrá la presentación ante la Junta Electoral del titular del ejecutivo provincial, Felipe Solá, y su posible candidatura en las elecciones del año próximo.
En primer lugar, los funcionarios y dirigentes, toman nota de la posición adoptada por la Iglesia en Misiones y no descartan un “papel similar” ante la posible habilitación para un nuevo periodo de Solá en la provincia.
Además, no dejan de señalar que una derrota del oficialismo misionero será un “golpe fuerte” -por no decir una derrota- para el propio presidente de la Nación, Néstor Kirchner y un realineamiento significativo de las “fuerzas concéntricas” que conforman el conglomerado del FpV en el principal distrito de la República.
Pero por sobre todas las cosas los funcionarios, senadores y diputados interpretan que “un tropezón” en Misiones será una bocanada de aire fresco para aquellos que no comparten que Solá sea el mejor candidato para ir a las urnas a finales de octubre de 2007.
Y aunque parezca mentira, pero es cosa señalada, vaticinan que serán estos dirigentes quien se encarguen de poner algo más que granos de arena en instalar el “Antireeleccionismo”.
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