27.11.07

Felisas las madres



Parece que fue hace cinco años, pero solo ocurrió hace cinco meses. El 5 de junio una brigada de explosivos de la Policia Federal encuentra en el baño privado de la Ministro de Economia Felisa Miceli una suma de dinero que algunos estiman entre 100.000 pesos y 100.000 dólares, dentro de una bolsa de papel madera, en fajos sellados por el Banco Central sin circulacion en el mercado.


El escándalo, luego de un par de semanas de negar lo obvio, obligó al relevo de la Ministra por la puerta de servicio.
Hace poco reapareció en público, en un reportaje a un medio gráfico donde dijo, palabras mas palabras menos:
"-Fui muy ingenua. Con decir que el dinero no era mio se arreglaba todo. "
Pero no. No se preguntó a los gritos "¿quién me la puso?" como la hoy olvidada Natalia Denegri.
Felisa, ingenua, primero dijo que la mosqueta era suya, después que se la prestó un hermano, que era para comprarse una casita, despues que se la sacó con el Telekino...y la fueron.

Ahora nos la quieren vender como una luchadora de los derechos humanos, bajo el ala de Sergio Schocklender y de Hebe de Bonafini, para manejarle las cuentas a la Asociacion Madres de Plaza de Mayo.
Kirchnerismo puro.

La duda que siempre tuve fue quién se quedó con ese dinero mal habido, un vuelto seguramente para las entretelas del poder, pero un vuelto que salió a la luz y por el que Felisa está procesada.
Por ello tendrá que responder en la Justicia en declaracion indagatoria el próximo 11 de diciembre, el dia siguiente a la asunción de Cristina Fernandez.
La declaración de Felisa fue postergada "ad hoc" para después de las elecciones. De modo que no perfore la linea de flotación de la primera vuelta.

Si seguimos lo que dice el Acta que se puede ampliar clickeando enla foto, la guita se la quedó la propia Miceli, a traves de su secretaria privada, Maria Elina Guchea.
¿Se la pidió el juez? ¿O le servirá a Felisa para pagar el abogado, algo que seguramente no necesita?


Ni un paso atrás.
Triste es vivir en un pais donde no hay límites para el que manda, y donde los que sólo son mandados no tienen acceso siquiera ya no a la igualdad ante la ley, sino a pedir justicia.






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